miércoles, 11 de diciembre de 2013

La Luna

La Luna, el cuerpo celeste más cercano a la Tierra. Es, asimismo, un mundo lleno de misterios y curiosidades. Por ejemplo Aitken, en el polo sur, es el mayor cráter de impacto que se conoce en el sistema solar. Estos cráteres son tan profundos que dentro de su cuenca jamás llega el Sol.


link: http://solarsystem.nasa.gov/moon/image-display.cfm?IM_ID=17888

Las fuerzas gravitatorias entre la Tierra y la Luna han ralentizado la rotación de nuestro satélite hasta el punto de que, al día de hoy, éste gira sobre su eje una vez por cada órbita que da alrededor de la Tierra. Lo mismo ha venido a sucederles a casi todos los satélites del sistema solar, y en todos los casos significa que una cara de la luna mira permanentemente a su mundo padre, mientras que la otra cara lo hace siempre en dirección opuesta. Estas mismas fuerzas gravitatorias afectan también a la Tierra. Su efecto más evidente son las mareas que elevan los océanos: se observa un abultamiento considerable cuando el agua es atraída hacia la Luna y un descenso equivalente en la cara opuesta. Con el tiempo, las mareas irán ralentizando también la rotación de la Tierra, hasta el día en que se detenga y quede con una cara mirando a su satélite permanentemente. Los registros fósiles revelan que hace unos 300 millones de años, antes de que empezara el reinado de los dinosaurios, nuestro planeta giraba bastante más deprisa y el día sólo tenía 21 horas.

Orígenes de la Luna: “Teoría de la gran salpicadura”

Antes de que la Tierra estuviera completamente solidificada, un planeta errante del tamaño de Marte (a veces llamado Teia en recuerdo de la madre de la diosa Selene, representación de la Luna en la mitología griega) giraba también alrededor del Sol en una órbita elíptica que cruzaba la de la Tierra. Al final, sucedió lo inevitable y Teia impactó contra la Tierra haciendo trizas el planeta. Teia se evaporó instantáneamente, junto con un pedazo sustancial de la corteza terrestre y del manto, que salieron despedidos y quedaron en órbita en torno a lo que restaba de la Tierra. Con el tiempo, esos restos se fueron agrupando hasta formar el único satélite natural de nuestro planeta.

Fenómenos sin explicar: “Fenómenos transitorios lunares”

Se trata de unas “brumas” claras, de corta duración y a menudo de un tono anaranjado, que en ocasiones oscurecen ciertas zonas de la Luna. Resultan sumamente difíciles de observar. A menudo se concentran en torno a un cráter relativamente joven. Pero hasta el día de hoy, son un misterio.